“5 formas de recuperar a los trabajadores de la salud agotados”

Nacho-Vallejo
7 min readFeb 12, 2022

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Foto de Ferbugs en Pexels

Conforme pasan los meses y vamos sorteando ola tras ola de la pandemia, vuelvo a temas recurrentes. El clima laboral es a veces sombrío e insoportable. Ya conocemos las causas; lo describía en una anterior entrada cuando hablaba sobre lo qué nos está pasando a los trabajadores de la salud.

También con cada ola intento buscar respuestas aplicables a nuestro equipo de trabajo, a los compañeros, también a uno mismo. Lo hice en la ola de verano cuando escribía sobre el cuidado de los profesionales durante la pandemia y dónde habíamos dejado la cuarta meta de la que tanto habla el Institute for Healthcare Improvement norteamericano. También más recientemente, cuando encontré un excelente artículo sobre la experiencia de un gran hospital como el Massachusetts General Hospital que nos hablaba de lecciones para luchar contra este agotamiento y que sufrimos los que intentamos dedicarnos al cuidado de los demás.

Convencido de mi propósito, he buceado en otras aguas y me he mojado escuchando lo que nos pueden aportar desde otros ámbitos, como la experiencia que tiene la división Horizons del NHS y su #Caring4NHSPeople con sus excelentes seminarios como esté: “Looking after you and your team´s wellbeing” (Velar por tu bienestar y el de tu equipo). También lo que cuentan los hospitalistas norteamericanos “Hospitalists combat COVID burnout. Riding in the right direction” (Hospitalistas combaten el agotamiento por COVID. Cabalgando en la dirección correcta).

Conforme la pandemia se prolonga y aunque disminuya la presión en torno a la atención de las personas con la covid, tras las sucesivas olas ya no hay valles para buscar consuelo o respiro. La asistencia sanitaria se ha convertido en una meseta donde conviven pacientes crónicos que siguen esperando, los que han perdido la paciencia y se acumulan en interminables listas de espera quirúrgicas, otros que ingresan con la covid y no por la covid, los siempre invisibles (entrada de mayo de 2020) y el dolor de los trabajadores sanitarios que nos sentimos culpables y perdidos. Lo único que queremos es hacer bien nuestro trabajo: un cuidado amable de nuestros pacientes.

Observamos con tristeza lo que ya sabíamos, el impacto que deja cada ola en el resto de los pacientes:

Nos lo confirman los estudios, pero también lo vemos reflejado de durísima forma en nuestro día a día:

Estamos emocionalmente rotos y nuestras organizaciones, la administración, la sociedad, siguen manoseando dialécticamente la palabra humanización, un slogan que desgraciadamente hace tiempo que quedó desvirtuado. Me pregunto sobre qué medicina estamos haciendo y si nos queda esperanza en que puedan cambiar las cosas. Pero ojo, esperanza es algo que va más allá de un sentimiento. Es desarrollar una cultura que ofrezca metas, que oriente caminos para llegar, y que nos devuelva de nuevo la confianza, en lo que hacemos y en las propias instituciones donde trabajamos.

Imagen vía @sketchplanator

Hoy, buscando respuestas a mis preguntas, he vuelto a dar con otra reflexión: “5 ways to restore depleted health care workers” (5 maneras de restaurar a los agotados trabajadores de la salud). Mientras seguimos girando y girando en la rueda, tal vez un hilo de apoyo. Algo que evite que este cansancio físico y emocional termine tras otra dura jornada, escribiendo un mensaje por WhatsApp a los compañeros: “perdonarme, pero he tomado la decisión de dejarlo”.

Dicen los autores de este artículo, que los líderes de nuestras organizaciones pueden hacer mucho para combatir este problema. Nos muestran en esta entrada al menos cinco estrategias efectivas que han incorporado con éxito algunas instituciones. Paso a continuación a comentarlas, aunque recomiendo como siempre para no perder ningún detalle, la lectura del artículo original:

1.Aprovecha al máximo el trabajo en equipo, distribuye roles, amplia con otros profesionales: la atención en equipo bien ejecutada permite aprovechar mejor las competencias de cada profesional, reduciendo el tiempo y el esfuerzo que dedicamos a tareas no clínicas que con frecuencia nos agotan física y emocionalmente.

El artículo pone ejemplos concretos. Me quedo con la iniciativa “deshacerse de cosas estúpidas” de la que se hizo eco la publicación The New England Journal of Medicine. Mediante esta estrategia, un sistema de salud en Hawái pidió a sus profesionales que revisaran en la historia clínica digital, cualquier cosa que estuviera mal diseñada, era innecesaria o simplemente estúpida, en un esfuerzo por reducir las cargas no deseadas y ayudar a los profesionales a encontrar más significado en su trabajo.

2.Se un defensor del bienestar de tus profesionales y da muestras de que ellos puedan confiar en ti para esta tarea: esto puede significar entre otras cosas, dar a los profesionales tiempo y espacio para reponerse durante las pausas de la pandemia (al igual por ejemplo que el ejército de los EE. UU da a su personal periodos de suspensión del servicio activo). Permisos de ausencia, cambios temporales de funciones, horas reducidas, etc., etc.

3.Lidera con amabilidad, yo añado con empatía, pero sobre todo con compasión: de esto sabe mucho la Clínica Mayo que lleva seleccionando y formando líderes que busquen combatir el agotamiento con amabilidad. Y lo hacen fomentando 5 necesarios comportamientos: ser inclusivo; compartir la información de forma transparente; conversar sobre la opinión que tienen las personas a las que se dirige; contribuir, fomentar y apoyar el desarrollo profesional y las aspiraciones los trabajadores; y reconocer el aprecio y la gratitud a los empleados de una manera auténtica. Del significado de la palabra autenticidad sabe mucho Xavier Marcet. Lo resalto porque es otro vocablo, particularmente “manoseado” en mi opinión.

4.Ofrece acceso a recursos de apoyo emocional: sobre esto he leído mucho en el sistema de salud inglés y en el norteamericano. Aquí estamos muy muy cojos. Al menos a mí me lo parece.

  • Chequear de forma periódica la salud mental de los trabajadores y normalizar si es necesaria su atención, siempre además estigmatizada.
  • Proporcionar contenido de apoyo como artículos, podcasts, recursos…
  • Pedir a los profesionales que reflexionen sobre cosas que les fue bien durante su turno de trabajo y qué papel han jugado para que estas cosas sucedan.
  • Brindar a los líderes un apoyo directo para facilitar entornos psicológicamente seguros, limitar el tiempo del personal en un sitio durante la jornada o emparejar a los trabajadores para ofrecer un apoyo entre pares en un sistema “amigo”.
  • Capacitar a los directivos para reconocer los factores de riesgo y monitorear a los trabajadores en busca de signos de sufrimiento.

5.Facilita tiempo para lo que importa: las interacciones clínicas apresuradas con los pacientes tienen sobre todo costes humanos. Las prisas no son buenas consejeras. Nos hacen perder información relevante, nos hacen tomar decisiones que pueden estar equivocadas, nos impiden un cuidado amable de las personas. No se trata de más tiempo con los pacientes, ya lo dice un maestro como Víctor Montori en esta interesante entrada. Un sistema centrado exclusivamente en conseguir una mayor productividad corre el riesgo de privar a los pacientes y a los profesionales de lo que más importa: una relación terapéutica de confianza y de colaboración. Dar más valor a los números, a las métricas, a los recursos como las camas hospitalarias, a la actividad asistencial por encima de otras cuestiones es miope. Desempodera a los pacientes y agota a los profesionales al disminuir su alegría en el trabajo. Los actos simples de conexión y amabilidad pueden cambiar el tono de la atención, pero los directivos y las instituciones deben facilitar las condiciones para que las cosas ocurran, valorando estos actos e incorporando la compasión en el diseño del trabajo (el artículo ofrece interesantes ejemplos sobre ellos; para mí el Hospital de Bernhoven en Holanda es un otro sitio donde mirarse y aprender).

Termino con la reflexión que aporta el artículo: con este enfoque múltiple, nuestras organizaciones pueden disminuir el agotamiento físico y emocional de sus trabajadores y mejorar la atención al paciente. En un momento en que gran parte de nuestra sociedad no está dispuesta a tomar medidas básicas para reducir los riesgos para la salud pública, los trabajadores sanitarios seguimos priorizando de forma casi constante las necesidades de nuestros pacientes, en ocasiones, muy por encima de las nuestras. Dado el considerable sacrificio personal que hacemos, los sistemas de salud tienen la obligación moral de cuidarnos.

No hay cuestión más dolorosa para los trabajadores sanitarios que sentirnos rotos, que estar hechos mil pedazos, que no encontremos sentido ni alegría en la tarea, porque hemos perdido el significado de lo que hacemos, porque dudamos de nuestra labor, porque sentimos que la presión nos agota y, además, quizá lo peor, tener que combatir estos sentimientos en soledad y sin apoyo. Necesitamos ayuda y creo que ya se han aportado muchas claves para dar respuesta a ello. Nos caeremos y nos levantaremos mil y una veces, pero cuánto agradeceríamos una mano que nos ayude y que nos sostenga.

“Ojalá los médicos pudiéramos hacer medicina”.

#cambiahospital

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Written by Nacho-Vallejo

Husband, father, humanist, romantic. Sometimes theater actor. Internal Medicine. My opinions are my own. #cambiahospital

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